martes 05 de febrero de 2013

El próximo premio Jabón Floral




Estamos de vuelta, señoras y señores, poetas, poetisas y poetos. Nos habíamos perdido del mapa porque este país está más jodido que mandado a hacer y, como todo el mundo, también nosotros necesitamos trabajar para las tortillas, pero no solo de tortillas vive el hombre, hoy vamos a hacer un recuento de algunas cosas que nos han llamado la atención durante los meses en que no subimos ninguna entrada. En los próximos días subiremos el tan prometido comentario del libro de Mario Gallardo y el de algunos libros hondureños que se fueron publicando (siempre irresponsablemente) a lo largo del año 2011.
 
¿Recuerdan el premio de los Juegos Florales? Pues sí, el primero lo ganó un señor cubano al que le dieron maceta con críticas por todos lados. Cada uno tiene lo que se merece, ¿verdad? Este año se lo ganó el poeta salmantino Ramón García Mateos, un poeta no tan brillante como Pérez Boitel (el ganador del año pasado), pero sin duda con una trayectoria bastante gorda para inflar el premio. Miren, nada tenemos contra estos poetas. Son buenos poetas, mil veces mejores poetas que cualquier poeta hondureño. Decimos claro: CUALQUIER POETA HONDUREÑO. Lo sentimos si herimos susceptibilidades, pero esa es nuestra labor. El asunto es fácil de explicar: son poetas que vienen de una tradición que en Honduras nunca tuvimos y a lo mejor no tendremos en un par de siglos. Aquí los poetas no leen ni lo elemental. En cambio, Boitel está desde adolescente leyendo a Lezama, Severo Sarduy, Vitier y a muchos otros gigantes. Y García Mateos está leyendo de toda su vida a San Juan de la Cruz, mientras en Honduras seguimos deslumbrados con las pastorelas del padre Reyes y nuestros críticos le dedican al pobre cura hondureño libros e investigaciones que poco pueden aportarle a la formación de un joven poeta. Así de triste es nuestra realidad. Por si fuera poco, mientras los españoles están dale que dale con las leyes de la versificación, nuestros poetas ni siquiera tienen un mínimo de ritmo. La formación del poeta hondureño es lamentable porque se lo traga el medio, sus grandes referencias son poemas como el "Elogio de la gordura" de Rigoberto Paredes o los mediocres poemas dedicados al Che y a Paul Eluard que escribía José Luis Quesada, poeta que si se pone al lado de un poeta joven cubano o español, podría aprender mucho, pues su verso es aburrido, avejentado, carente de imaginación (está bien escrito, eso sí, pero nada más que eso). Buscamos en Internet y nos encontramos a Víctor Rodríguez Núñez, Javier Vicedo, Ben Clark o Rubén Martín, y vemos que sus poemas tienen una factura que está muy por encima de nuestras referencias. Y eso con solo ver dos o tres poemas de cada uno de ellos, pues sus libros no se consiguen aquí. Cuando decimos imaginación nos referimos a esas imágenes que Molina llegó a crear, tan jovencito, en un texto como Excelsior. Aquí no, aquí el poeta actual, el joven poeta actual cuanto más "malo" se nos presente, mejor. Cuanto más cerveza, según nuestros vates, más maldito y más poeta. Cuanto más borracho, más excéntrico y más poeta. Cuanto más mencione a Baudelaire y a Rimbaud y cuanto más diga que la poesía es una mierda, más me admirarán por ser tan iconoclasta y provocador. Vaya pues.

Volviendo al rollo del premio de los juegos florales, queremos dejar constancia aquí de algo que no le gustará nada a nuestro alineado Salvador Madrid (a Ricardo Álvarez, claro) y a su inseparable escudero Rolando Kattán (¿o será al revés?). Salvador no se cansa de decir eso de "hagamos tradición", parece estar convencido de que con el premio se hará tradición. Puede ser que con este premio los hondureños se aproximen a otros pulsos creativos, a otros poetas, pero de ahí a crear tradición, no vemos por dónde. Parece que los poderosos han encontrado formas muy efectivas de utilizar la poesía para la construcción de su imagen. Algo muy hitleriano y nacionalista, típico del Partido Nacional. Sería bueno preguntarse qué hay detrás de esos 5000 libros que regalan. Un buen periodista podría investigar por ejemplo en qué imprenta se imprimen estos libros y a quién se está beneficiando con esa cantidad de dinero que se paga por hacer un tiraje tan elevado. Sería bueno investigar cuál es el precio de costo de cada libro. Porque si es la Alcaldía quien paga, o es al menos uno de los patrocinadores, sería bueno ver qué es lo que hacen con nuestro dinero. ¿No les resulta raro que un gobierno que no se interesa por salud, vivienda, educación y alimento, es decir, por lo elemental, esté tan interesado en REGALAR LIBROS DE POESÍA? ¿No es raro eso? ¿Será que hay por ahí alguna minita de oro en eso de imprimir libros? Nosotros sólo preguntamos.
 
En el aspecto poético, nos preocupa una cosa: seamos sinceros, ¿alguien cree que con tan notables poetas en toda Iberoamérica, algún día le tocará a un hondureño ganarse ese premio? Ajá y la tradición que queríamos crear, entonces, dónde queda. Es casi imposible que un hondureño gane ese premio, porque en los más jóvenes no hay un solo poeta que tenga siquiera la mitad de la mitad de calidad de un Pérez Boitel. En Café Paradiso escuchamos una vez a un miembro del jurado discutir con algunos poetas jóvenes y zanjó la discusión diciendo: "Ojalá alguno de ustedes tuviera siquiera la calidad de un solo poema de Boitel". Ese fue un buen porrazo, pero es verdad. Tal como está, el premio no lo ganará nunca un poeta hondureño. Esa excepción solo existe de una forma. OJO, MUCHO OJO: sólo existe la posibilidad de que lo gane un hondureño si es amigo del jurado, lo cual no nos sorprendería. Por ejemplo, que se lo ganara Castelar, José Luis Quesada o José González (todo mundo sabe las buenas relaciones de estos con Rigo, y todo mundo conoce la estupenda relación de Rolando y González). No por calidad, sino porque en algún momento será necesario limpiarle la carita con agua y jabón a la Alcaldía y remediar ese mal. ¿Qué mal?, se preguntarán, pues el mal de que un país tan pobre como Honduras esté regalando la cuantía de 5,000 dólares para que se lo lleven fuera de casa. ¿Y nuestra tradición entonces? Recuerden, amigos, lo que estamos diciendo ahora, mucho ojo, en algún momento será necesario que lo gane un hondureño, pues si no el pueblo va a comenzar a reclamar, como ya comenzó: ¿por qué nunca lo gana hondureño? La razón es simple, ya dijimos: porque no hay calidad, porque mientras sea transparente, el jurado va a elegir buenos libros. Es increíble pero así son las cosas en la poesía. Nuestros vates no ha podido por mérito propio publicar en editoriales importantes en el extranjero, ni en España, ni en México, ni en Argentina, que son lo grandes mercados. Ni hablar de traducciones (a nuestros vates les traducen dos versos con el traductor de Google y ya se ponen en las solapas: "traducido al inglés, al mandarín y al japonés"). ¿Por qué nuestros vates no han podido publicar en editoriales siquiera de mediano prestigio?, pues porque para publicar en una editorial extranjera se necesita calidad y un poco de suerte o tener un amigo que te enchufe a cambio de algún interés estratégico editorial (dicen por ahí que la editorial Visor reparte premios a algunos de sus allegados que tienen poder de distribución y publicidad en sus países, como es el caso de Jorge Galán en El Salvador). ¿Cuál fue el último libro de poesía hondureña publicado fuera de nuestras fronteras? Creemos que el de Giovanni Rodríguez, en Guatemala, pero ya sabemos que la diferencia entre publicar en Guatemala y publicar en San Pedro se basa apenas en el acento de los pencos, como decía Medardo Mejía. Esto, señores, es triste, una triste realidad, pues nuestra poesía no existe fuera de Tegucigalpa ni de San Pedro Sula.

Otra cosa importante que la dejamos para reflexión: ¿el jurado lee esos 800 libros que se presentan al premio? Obviamente no. Tendrían que leerse unos diez libros diarios, y dudamos que Rigo se pueda leer siquiera uno al día, por obvias razones que todos conocemos en nuestro círculo paradisiano. El premio además no es anónimo, pues los poetas se presentan vía correo electrónico, es decir que Salvador y Kattán saben bien quiénes están participando. Mucho cuidado con esto. Estos dos son muy vivos. El más vivo es Kattán, que no se expone, conserva su imagen, se escuda en su Salva, Salva-Vida, Salvador.

No nos extrañe que en futuras convocatorias sigan ganando el premio poetas extranjeros. Bien por ellos, se lo merecen, nos parece muy bien. Lo que no nos parece bien es la demagogia de hacer creer que este premio fortalece a la poesía hondureña. Hay otras formas, becas de creación por ejemplo, talleres de literatura y no dos o tres presentaciones que viene a hacer el poeta ganador, aparte de los paseos que hacen junto a los organizadores. Otra cosa para reflexión: ¿será que ciertos personajes hondureños que se dicen poetas en realidad están haciendo una jugosa red de contactos? Ya saben como es este mundo de la poesía: vos me invitás, yo te invito, vos me das un premio yo te doy otro después, vos me publicás en tu país y yo te publico en el mío... Es esa la única forma que tienen nuestros vates para publicar en una editorial cubana o española. OJO AQUÍ de nuevo. Que esto quede como constancia. Este año la mancuerna Salvador-Kattán ha traído a dos poetas que nos llaman la atención. Uno es Marco Antonio Campos, muy vinculado a la editorial Visor, ganador de dos premios que ya se sabe que son dados de antemano por la propia editorial. Vale la pena darle una ojeada a este post sobre las picardías del dueño de la editorial Visor. A lo mejor Marco Antonio Campos no tiene nada que ver con esas picardías. Lo que nos llama la atención es la invitación. Ya vamos a explicar por qué, paciencia. El otro invitado este año es Jesús Munárriz. JA JA JA (¿o debemos decir: JO JO JO feliz navidad?),  muy bien Rolando, muy bien Salvador, son muy vivos. Ustedes saben bien que Munárriz es nada más y nada menos que el dueño de una de las editoriales más poderosas de poesía, la editorial Hiperión. Señor Munárriz: fíjese en cómo le van a sobar la leva estos dos (sobar la leva, o sea chupar la polla, como dicen los españoles), ojo cuando le hablen de posibilidades de publicación, que en realidad es eso lo que les interesa. Ojo cuando le enseñen un librito sobre relojeros o un libro sobre lo lindo que es Naranjito. Preguntamos: ¿por qué han invitadoa un poeta como Munarriz, que nadie conoce y ni siquiera es leído en España y mucho menos en América? ¿Será porque tiene una editorial donde todo mundo quiere publicar? De todas formas, la estrategia es buena. Difícilmente les dará resultado porque el señor Munárriz puede que no sea un poeta tan conocido pero de lo que estamos seguros es que no es tonto. Por cierto, si buscan en Internet, verán la cantidad de premios literarios que maneja este señor en España. En eso sí que es conocido, como JURADO, lamentablemente verán lo bien que reparte esos premios entre los poetas de su editorial...Vaya pues, que el señor no es que sea la mejor referencia de transparencia si uno se fija en cómo va premiando a sus súbditos poetas-hiperiones. Otra coincidencia es que el año pasado trajeran a un poeta como José María Muñoz Quirós, otro poeta sin ton ni son, pero jurado de aquí y de allá y muy premiado en la editorial de Munárriz.

Mañana se falla el premio y aunque parezcamos vaticinadores baratos o simplemente nos equivoquemos, queremos asegurar al menos una de estas dos cosas:

- El próximo ganador no será hondureño.
- El próximo ganador será amigo del jurado.

¿Será? ¿Qué será? Ya lo sabremos, en menos de lo que ustedes dicen 24 horas.